lunes, 28 de noviembre de 2016

NUCLEO CENTRAL DEL EVANGELIO DE SAN JUAN: EL ENVIADO QUE HA VENIDO AL MUNDO PARA QUE TENGAMOS VIDA Y LLEVARNOS AL ABRAZO ETERNO CON EL PADRE


Mucho se dice del evangelio de Juan, algunos tienen la afinidad magisterial de insertarse en el texto y descubrir esa agua viva que brota de él.  

Era de los que creía que lo más importante de la Teología Joanica era descubrir quién era el autor, centrar mi atención en lo superfluo del texto y dejar pasar de largo el corazón, el núcleo de este evangelio.

Siempre repetía que lo más importante de la sagradas escrituras era descubrir ese corazón (Núcleo) latiente, no solo quedarse en lo asombroso que puede llegar hacer el juego de palabras, sino más bien entrar en los misterios profundos que esas palabras encierra.

Gracias a los tutoriales que pude observar y algunas lecturas complementarias en fuentes fidedignas, he podido tomar la llave de una puerta que yo estaba cerrando, la llave del núcleo de la teología de Juan en su evangelio y las fuertes interpelaciones que le hace al mundo de hoy.

El evangelio de san Juan tiene unas características únicas, que ya antes las hemos tratado, su manera de expresarse, las palabras que utiliza, la comunidad a la que iba dirigido, el sentido mesiánico de mostrar la realidad de Cristo. Pero hoy centraremos nuestra reflexión en el núcleo del evangelio de San Juan que se desarrolla desde tres dimensiones, una dimensión Cristológica, una dimensión Soteriológica y una dimensión escatológica.

A continuación presentare de manera de resumen estas tres realidades las cuales se descubren cuando se tiene la plena claridad de la estructura teológica del evangelio de San Juan, no solo la estructura temática, sino más bien la teológica que es la que nos importa y a la cual debemos apuntarle.

NUCLEO CENTRAL DEL EVANGELIO DE SAN JUAN:
EL ENVIADO QUE HA VENIDO AL MUNDO PARA QUE TENGAMOS VIDA Y LLEVARNOS AL ABRAZO ETERNO CON EL PADRE


El núcleo central del evangelio de San Juan como decía anteriormente, se arraiga profundamente en el sentido Cristológico: Jesucristo es el enviado, en su sentido Soteriológico: ha venido para que tengamos vida y en el sentido Escatológico: para llevarnos al Padre.
Se puede evidenciar en la lectura orante del evangelio como una especie de espiral en donde el evangelista nos repite varias veces algunos términos que nos pueden llegar a parecer repetitivos sin embargo, afirmaba el profesor Vladimir en su tutorial, que esta espiral se concreta en un tiempo específico y que también es una interpelación al tiempo actual que estamos viviendo.
Esta espiral es el despliegue del núcleo que trataremos de explicas: La persona de Jesucristo, que estaba desde el principio con el Padre, que ha sido enviado a recoger al hombre para llevarlo nuevamente al Padre y que se estreche en un profundo abrazo.  
Pero vamos a adentrarnos más profundamente para comprender el despliegue axiológico de estas dimensiones e iremos desarrollándolas:

DIMENSION CRISTOLOGICA DEL EVANGELIO DE SAN JUAN.

Esta dimensión parte desde la afirmación que Jesucristo es el logos encarnado, expuesta de manera concreta en el prólogo del evangelio de San juan, es la palabra enviada, es el enviado del Padre que vino a los suyos, estaba siempre en el seno del padre, en una profunda intimidad con El; él fue el arquitecto de todo su plan redentor; fue quien vino con la misión de hablar en nombre de Dios, él tiene la misión de trasmitir a los hombres las palabras que El mismo les ha enviado. Jesucristo es la promesa prometida por Dios a la humanidad, ha sido Dios, quien en Jesús vino habitar con nosotros y quien desea llevarnos a ese abrazo eterno con Dios, pero esa íntima relación con Dios la veremos más adelante en la escatológica joanica.  

La Cristología de San Juan presenta entonces una estrecha relación con la realidad y la salvación de los hombres. Presenta la imagen de un Cristo encarnado que viene al mundo para presentarle al hombre un proyecto de salvación que nace precisamente desde esa intimidad con el padre. Jesús habla de sí mismo en el evangelio de san Juan como el enviado del Padre, nos diría san Juan Pablo II que esta intimidad, que esta unidad de Cristo y su padre en el proyecto salvífico “continúa siendo la expresión de la unión más profunda entre el Padre y el Hijo, reflejo de la unidad trinitaria: “Conviene que el mundo conozca que yo amo al Padre y que según el mandato que me dio el Padre, así hago” (Jn 14, 31). Más todavía, esta unión de voluntades en función de la salvación del hombre, revela definitivamente la verdad sobre Dios, en su Esencia íntima: el Amor; y al mismo tiempo revela la fuente originaria de la salvación del mundo y del hombre: la “Vida que es la luz de los hombres” (cf. Jn 1, 4).”

DIMENSION SOTERIOLOGICA EN EL EVANGELIO DE SAN JUAN

Se parte entonces de la afirmación Cristológica de que Jesús ha venido al mundo para que tengamos vida y vida abundante, aquí ya comenzamos a comprender la estrecha relación tripartita de estas dimensiones joanicas que conforman el núcleo del evangelio. Esa expresión de “tengamos vida” está siendo una fuerte afirmación en presente, en el aquí y en el ahora, la palabra enviada, el logos encarnado ha venido al mundo para que tengamos vida, esta es la acción salvífica concreta de Jesús, el viene a recogernos, viene a salvarnos para que nosotros tengamos vida.

Como nos diría el teólogo Franz Mudner “en la teología joánica la soteriología es inseparable de la cristología, pues ésta está ordenada totalmente a aquélla. Así aparece de manera ejemplar en el concepto soteriológico fundamental de Juan: soe («vida»). Pues Cristo no solamente confiere la vida, sino que él mismo, como el Logos de vida, preexistente, oriundo del mundo celestial de Dios y encarnado (Jn 1, 4; 1 Jn 1, 1), es la vida en persona: «Yo soy la vida» (Jn 11, 25; 14, 6; 5, 26) y el pan celestial de vida (6, 35.48). Es enviado para traer la vida al mundo (3, 15s; 10, 10). El que «cree» en él, le «ve», le «conoce», le «tiene», y por él tiene ya ahora (cf. especialmente 5, 24; 1 Jn 3, 14) «la vida eterna» (Jn 3, 15s.36; 5, 24; 6, 40.47; 10, 28; 17, 2s; 20, 31; 1 Jn 5, 12)”

 Esta vida que nos trae el verbo encarnado se expresa fundamentalmente en la vida sacramental, en la comunión que nos es presentada y a la cual nos quiere invitar, en esa entrega oblativa al padre y en el quedarse expresamente con nosotros en la comunión eucarística. Como lo afirma Mudner “Al creyente se le transmite la salvación, que en su esencia es comunión con Cristo (cf. Jn 15, 1-5), en la generación sacramental (bautismo) por el Espíritu de Dios (1, 13; 3, 5s; 4, 14; 7, 38s; 1 Jn 5, 6ss) a través de la entrega de Jesús a la muerte «por la vida del mundo» y de su representación y aplicación en el don eucarístico (Jn 6, 51c-58), e igualmente a través de la aceptación obediente de la palabra vivificante de Cristo en la fe (5, 24; 6, 63.68; 8, 51). La fe es el camino para la salvación, entendiéndose el acto de creer en forma totalmente existencial, como entrega decidida y radical de la persona entera con todas sus fuerzas al salvador Jesucristo; pues en la teología joánica Jesús es siempre el objeto de la decisión de fe.”

DIMENSION ESCATOLOGICA DEL EVANGELIO DE JUAN

Cristo viene al mundo, enviado del Padre, para que tengamos vida y para llevarnos al Padre viene para introducirnos en la persona de Él y llevarnos al Seno del Padre como está expuesto en el evangelio de San Juan.

Este llevarnos al abrazo eterno del padre tiene su construcción en el aquí y ahora, pero su plenitud la obtendrá en el momento mismo de nuestra resurrección, es un comprender la realidad del más allá, que juan nos presenta como un abrazo eterno, es ser eternamente amado por Dios y amarlo, y no solo a Dios sino también a los hermanos. Como lo expone el profesor Vladimir en el video tutorial.

La escatológica joanica parte desde la realidad el ahora, “la salvación escatológica está vinculada de manera radical y decisiva al salvador Jesucristo, al Logos de vida que apareció ya en el mundo; consecuentemente la salvación y la condenación, la vida y el juicio irrumpen desde el futuro en el presente del tiempo de la fe: «El que no cree, ya está juzgado» (Jn 3, 18); «el que tiene al Hijo, tiene la vida» (1 Jn 5, 12; cf. asimismo Jn 5, 24; 1 Jn 3, 14). Con ello, el «ahora» presente del mundo adquiere un valor especial, único: se trata del tiempo de la decisión irreversible, que entraña la salvación o la condenación” nos lo afirma el Profesor Munder.

Juan presenta una escatológica más radical, que se centra en el misterio escatológico de nuestra fe: Cristo, quien viene a nosotros para llevarnos al padre, para prepararnos una moradas, unas mansiones, en donde habitaremos, es importante afirmar que esta salvación y esta condenación tienen un tinte futurista sino que se realiza en el aquí y ahora, esa salvación debe entenderse como una común unión entre nosotros y el padre, que es la meta por la cual ha sido enviado el logos encarnado, diría Munder “La «salvación» no consiste solamente en el logro de un «entenderse definitivo» (así Bultmann), sino en el misterio de la comunión con Cristo que el Padre otorga y que nos trae la vida, en el permanecer en Cristo. Sin embargo, esto no significa una anticipación entusiasta del futuro o su total desvirtuación; pues, también la teología joánica conoce la existencia de un juicio futuro (Jn 5, 27ss; 15, 6) y de un desarrollo todavía pendiente del don salvífico de la vida por la futura participación manifiesta de los discípulos en la gloria celestial del Glorificado, después de la resurrección de los muertos (cf. 14, 2s; 17, 24.26), y en la visión directa de la doxa sin velos del Cristo glorioso (17, 24)”

CONCLUSIÓN

El núcleo de la teología Joanica tiene como principal protagonista la persona del Jesús vivo, resucitado, El que procede del Padre y que es enviado a los suyos para recogernos y llevarnos nuevamente al padre. Aquel que nos invita a tener vida, pero vida en abundancia.

Nos expresaba en el tutorial el profesor Vladimir que la dimensión Cristológica del evangelio de San juan tiene como consecuencia la Soteriología y que está a su vez es continuada en la escatología. Que las tres dimensiones están completamente encadenas, es decir el misterio del logos enviado, que viene a los suyos para ofrecerles una vida abundante y eterna en una perfecta comunión con el Padre.

A la hora de comprender y acoger este núcleo teológico, se despliega con mayor claridad el mensaje teologal que el autor quiere presentar, es también una invitación a nosotros para acoger este evangelio en nuestra propia vida y desplegarlo teniendo la certeza de esta conformación teológica y derrumbar esas estructuras mediocres que en momentos nos hacemos con una idea netamente devocional.

Es importante también analizar que una de las características más sobresalientes que Juan presenta en el nuevo testamento es precisamente esa concentración cristológica que ningún otro evangelio presenta. Y nos ayuda a comprender que este núcleo buscaba resolver precisamente la problemática, que aun en día puede llegar a ser muy actual, que era sobre la divinidad mesiánica de Cristo. 

  

Trabajos citados

II, S. J. (1987). Jesus el Enviado por el Padre . Roma .
Merchan, V. (2016). Encuentros sincronicos. Obtenido de Teologia Joanica : https://www.youtube.com/watch?v=2SKUQrSLle8
MUDNER, F. ( de de ). Juan, Teologia de Samun. Obtenido de Mercaba : http://www.mercaba.org/Mundi/4/juan_teologia_de.htm


Hno. W.A.C.R.
Ermitaño 











miércoles, 23 de noviembre de 2016

LOS MECANISMOS PARA ALCANZAR LA JUSTICIA SOCIAL Y LA PAZ

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Para nadie es un misterio que en Colombia se está viviendo un intenso proceso de paz en donde el gobierno y las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FARC) han venido sentando sus puntos de negociación y han venido elaborando un tratado de paz que en definitiva era el pueblo colombiano quien debía aceptar o no en un plebiscito que arrojó como resultado el rotundo NO. Por tal razón las partes volvieron a reorganizar dichos tratados y se espera un acuerdo final. La pregunta a todo esto es ¿Por qué fracaso dicho tratado?

Actualmente la iglesia esta insertada de manera pasiva y mediadora en varios campos sociales en donde se busca responder y acoger las dolorosas realidades de injusticia, hambre y maltrato en la que se ven afectados nuestros pueblos. Tan solo hace falta hacer una lectura reflexiva de la carta Sollicitudo Rei Socialis, de San Juan Pablo II con ocasión del vigésimo aniversario de la Popolorum Progressio de su antecesor Pablo VI o de la Rerum Novarum de  León XIII todas encíclicas que nos invitan a concentrar la profunda atención en el cuidado de la dignidad de la Persona humana, en la dignidad del trabajo y en el desarrollo de nuestros pueblos desde una realidad de justicia y equidad.


A continuación deseo plasmar mi reflexión personal que nace precisamente del estudio de estas realidades y de la iluminación que desde el magisterio de la iglesia nos hacen. 


LOS MECANISMOS PARA ALCANZAR LA JUSTICIA SOCIAL Y LA PAZ


Partimos desde una realidad profunda y lamentable, nuestros pueblos en momentos se ven enfrascados en una desigualdad social imperiosa en donde el pobre entre más días más pobre y el rico entre más días más rico (Aquí partimos desde un principio de injusticia y desigualdad) La realidad de los países subdesarrollados con su deudas externas y su altos niveles de desempleo y pobreza genera una preocupante estadística.

 Lo anterior conlleva a vivir en una sociedad que tiene una alta tendencia a la pobreza, inseguridad y por ende violencia.

Centrando un poco nuestra atención en nuestra amada Colombia podemos darnos cuenta de que nuestro país no es ajeno a este flagelo, se está levantando con fuerza un mecanismo que busca favorecer a un grupo reducido de personas (en su mayoría hombres y mujeres de poder) no es posible que vivamos en un uno de los países que tienen más senadores ganando salarios demasiado elevados y que veamos que tenemos uno de los salarios mínimos más bajos de latino américa ¿a qué se debe esta triste realidad? ¿Qué está generando?

Ante estas lamentables realidades de pobreza, injusticia e inseguridad que vivimos empezamos a descubrir que todo parte desde una realidad el hombres está optando por el pecado y esto conlleva a pensar solo en nuestros propios intereses.

Nuestro pueblos están reclamando a gritos una justicia e igualdad que nace precisamente de la libertad y dignidad humana, el magisterio de la iglesia católica es enfático y denunciante al respecto.
La iglesia está respondiendo con agudeza a estas realidades, algunos entendiéndolo desde una realidad teológica impulsan al pueblo a buscar la liberación como una de las primeras acciones, pero no una liberación enfrascada en el odio o en la violencia, sino más bien en el testimonio y la acción concreta. Cada día nacen empresas de hombres de buena voluntad que pagan a sus empleados salarios dignos y que les respetan todos sus derechos fundamentales; otros que desde sus capacidades buscan promover una cultura del encuentro y de la acogida en especial a los menos favorecidos.

La iglesia, conformada por hombres y mujeres en su mayoría laicos, está comenzando a generar nuevas oportunidades de desarrollo social sostenible para responder ante los desafíos por los cuales están padeciendo nuestros pueblos.

La principal de las acciones es una atención urgente a nuestros niños, abuelos y enfermos, Con estas acciones la iglesia pretende tener una opción preferencial por los descartados de la sociedad, nos diría el papa Francisco en la carta encíclica Laudato Si, la iglesia está enfrentando los mecanismos de esclavización que está implementando la cultura del descarte y de la muerte. Estos mecanismos en su mayoría nacen desde un supuesto desarrollo económico que muestra que el que más tiene es el que mejores posibilidades de vida puede tener excluyendo las dimensiones profundas de la persona humana, su desarrollo y despliegue.

Es pues importante comprender cuan es la dimensión a la que desea llegar esta acción justa y social, brindarle posibilidades a las personas que no las tienen, proyectar al hombre a conquistar su desarrollo social apoyado de las realidades fundamentales de la persona.

Por estas razones es que en nuestros pueblos aun todavía se ven situaciones de descarte, pobreza, violencia, guerras… nuestros pueblos optaron por una liberación armada que ha traído mas desgracia y sangre.

La paz comienza con la justicia y la igualdad de derechos, la igualdad de posibilidades y de desarrollo sostenible, por tal razón es importante saber que no se puede hablar de paz cuando aún en nuestros pueblos se sufre hambre y pobreza extrema, la paz no es el cese bilateral de un enfrentamiento armado, la paz es la adquisición de proyectos solidos que tengan como prioridad la promoción y el desarrollo de la persona humana.

Cuando queremos hablar de paz, debemos en primer lugar hablar del desarrollo y beneficio de nuestros pueblos, por esta razón fue que fracaso el tratado que se pretendía imponer en Colombia, porque buscaba el fortalecimiento político de un grupo reducido de personas, mientras que el pueblo, lo único que está recibiendo es una esclavitud de la cual nos tenemos que sujetar por simple necesidad.

La iglesia es consciente de esta problemática y se está insertando de manera pausada ante estas realidades para dar a entender la urgente necesidad que tienen los gobernantes y poderosos de mirar al pueblo que sufre! A un pueblo que demanda de sus derechos básicos y fundamentales, un pueblo que está profundamente lacerado por el conflicto pero más aún por la injusticia con la que sus gobernantes los gobiernan.

En conclusión podemos afirmar que para poder hablar de paz, es necesario partir de que la paz nace en los derechos fundamentales de la persona, que esos derechos tienen que estar profundamente arraigados en las dimensiones sociales, culturales y religiosas, no se puede hablar de una paz que tiene como base la desigualdad y el favoritismo de algunos.

La justicia debe responder a las necesidades básicas de cada uno de los miembros de nuestros pueblos, repito de cada uno, en especial de los menos favorecidos, de los que pasan hambre y necesidad, se debe pensar en abrir posibles ofertas de despliegue a nuestros jóvenes, hombres y mujeres con las mismas condiciones de dignidad y de salarios que favorezcan sus realidades. Abrir patrocinios de educación que favorezcan a los marginados, en donde todos puedan acceder a las posibilidades de una formación integral y sólida.

Estamos pues llamados a responder a todos estos desafíos desde la justicia que se plasmó y se firmó en una cruz, la justicia del Resucitado que no discrimino sino que acogió a todos, pobres, enfermos, niños, poderosos. Estos es justicia y cuando nace la justicia en nuestros pueblos es más posible alcanzar la tan anhelada paz.


Bibliografía

Francisco, S. (2015). Laudato Si . Roma .
II, S. J. (1987). Sollicitudo Rei Socials . Roma .
XIII, L. (1891). Rerum Novarum . Roma .

Hno. W.A.C.R.
Ermitaño