
Para nadie es un misterio que en
Colombia se está viviendo un intenso proceso de paz en donde el gobierno y las
fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FARC) han venido sentando sus
puntos de negociación y han venido elaborando un tratado de paz que en
definitiva era el pueblo colombiano quien debía aceptar o no en un plebiscito
que arrojó como resultado el rotundo NO. Por tal razón las partes volvieron a
reorganizar dichos tratados y se espera un acuerdo final. La pregunta a todo esto
es ¿Por qué fracaso dicho tratado?
Actualmente la iglesia esta insertada
de manera pasiva y mediadora en varios campos sociales en donde se busca
responder y acoger las dolorosas realidades de injusticia, hambre y maltrato en
la que se ven afectados nuestros pueblos. Tan solo hace falta hacer una lectura
reflexiva de la carta Sollicitudo Rei Socialis, de San Juan Pablo II con ocasión
del vigésimo aniversario de la Popolorum Progressio de su antecesor Pablo VI o
de la Rerum Novarum de León XIII todas
encíclicas que nos invitan a concentrar la profunda atención en el cuidado de
la dignidad de la Persona humana, en la dignidad del trabajo y en el desarrollo
de nuestros pueblos desde una realidad de justicia y equidad.
A continuación deseo plasmar mi
reflexión personal que nace precisamente del estudio de estas realidades y de
la iluminación que desde el magisterio de la iglesia nos hacen.
LOS MECANISMOS PARA ALCANZAR LA
JUSTICIA SOCIAL Y LA PAZ
Partimos desde una realidad
profunda y lamentable, nuestros pueblos en momentos se ven enfrascados en una
desigualdad social imperiosa en donde el pobre entre más días más pobre y el
rico entre más días más rico (Aquí partimos desde un principio de injusticia y desigualdad)
La realidad de los países subdesarrollados con su deudas externas y su altos
niveles de desempleo y pobreza genera una preocupante estadística.
Lo anterior conlleva a vivir en una sociedad
que tiene una alta tendencia a la pobreza, inseguridad y por ende violencia.
Centrando un poco nuestra
atención en nuestra amada Colombia podemos darnos cuenta de que nuestro país no
es ajeno a este flagelo, se está levantando con fuerza un mecanismo que busca
favorecer a un grupo reducido de personas (en su mayoría hombres y mujeres de
poder) no es posible que vivamos en un uno de los países que tienen más
senadores ganando salarios demasiado elevados y que veamos que tenemos uno de
los salarios mínimos más bajos de latino américa ¿a qué se debe esta triste
realidad? ¿Qué está generando?
Ante estas lamentables realidades
de pobreza, injusticia e inseguridad que vivimos empezamos a descubrir que todo
parte desde una realidad el hombres está optando por el pecado y esto conlleva
a pensar solo en nuestros propios intereses.
Nuestro pueblos están reclamando
a gritos una justicia e igualdad que nace precisamente de la libertad y dignidad
humana, el magisterio de la iglesia católica es enfático y denunciante al
respecto.
La iglesia está respondiendo con
agudeza a estas realidades, algunos entendiéndolo desde una realidad teológica
impulsan al pueblo a buscar la liberación como una de las primeras acciones,
pero no una liberación enfrascada en el odio o en la violencia, sino más bien
en el testimonio y la acción concreta. Cada día nacen empresas de hombres de
buena voluntad que pagan a sus empleados salarios dignos y que les respetan
todos sus derechos fundamentales; otros que desde sus capacidades buscan
promover una cultura del encuentro y de la acogida en especial a los menos
favorecidos.
La iglesia, conformada por
hombres y mujeres en su mayoría laicos, está comenzando a generar nuevas
oportunidades de desarrollo social sostenible para responder ante los desafíos
por los cuales están padeciendo nuestros pueblos.
La principal de las acciones es
una atención urgente a nuestros niños, abuelos y enfermos, Con estas acciones
la iglesia pretende tener una opción preferencial por los descartados de la
sociedad, nos diría el papa Francisco en la carta encíclica Laudato Si, la
iglesia está enfrentando los mecanismos de esclavización que está implementando
la cultura del descarte y de la muerte. Estos mecanismos en su mayoría nacen
desde un supuesto desarrollo económico que muestra que el que más tiene es el
que mejores posibilidades de vida puede tener excluyendo las dimensiones
profundas de la persona humana, su desarrollo y despliegue.
Es pues importante comprender
cuan es la dimensión a la que desea llegar esta acción justa y social,
brindarle posibilidades a las personas que no las tienen, proyectar al hombre a
conquistar su desarrollo social apoyado de las realidades fundamentales de la
persona.
Por estas razones es que en
nuestros pueblos aun todavía se ven situaciones de descarte, pobreza,
violencia, guerras… nuestros pueblos optaron por una liberación armada que ha traído
mas desgracia y sangre.
La paz comienza con la justicia y
la igualdad de derechos, la igualdad de posibilidades y de desarrollo
sostenible, por tal razón es importante saber que no se puede hablar de paz
cuando aún en nuestros pueblos se sufre hambre y pobreza extrema, la paz no es
el cese bilateral de un enfrentamiento armado, la paz es la adquisición de
proyectos solidos que tengan como prioridad la promoción y el desarrollo de la
persona humana.
Cuando queremos hablar de paz,
debemos en primer lugar hablar del desarrollo y beneficio de nuestros pueblos,
por esta razón fue que fracaso el tratado que se pretendía imponer en Colombia,
porque buscaba el fortalecimiento político de un grupo reducido de personas,
mientras que el pueblo, lo único que está recibiendo es una esclavitud de la
cual nos tenemos que sujetar por simple necesidad.
La iglesia es consciente de esta
problemática y se está insertando de manera pausada ante estas realidades para
dar a entender la urgente necesidad que tienen los gobernantes y poderosos de
mirar al pueblo que sufre! A un pueblo que demanda de sus derechos básicos y
fundamentales, un pueblo que está profundamente lacerado por el conflicto pero
más aún por la injusticia con la que sus gobernantes los gobiernan.
En conclusión podemos afirmar que
para poder hablar de paz, es necesario partir de que la paz nace en los
derechos fundamentales de la persona, que esos derechos tienen que estar
profundamente arraigados en las dimensiones sociales, culturales y religiosas,
no se puede hablar de una paz que tiene como base la desigualdad y el
favoritismo de algunos.
La justicia debe responder a las
necesidades básicas de cada uno de los miembros de nuestros pueblos, repito de
cada uno, en especial de los menos favorecidos, de los que pasan hambre y
necesidad, se debe pensar en abrir posibles ofertas de despliegue a nuestros
jóvenes, hombres y mujeres con las mismas condiciones de dignidad y de salarios
que favorezcan sus realidades. Abrir patrocinios de educación que favorezcan a
los marginados, en donde todos puedan acceder a las posibilidades de una
formación integral y sólida.
Estamos pues llamados a responder
a todos estos desafíos desde la justicia que se plasmó y se firmó en una cruz,
la justicia del Resucitado que no discrimino sino que acogió a todos, pobres,
enfermos, niños, poderosos. Estos es justicia y cuando nace la justicia en
nuestros pueblos es más posible alcanzar la tan anhelada paz.
Bibliografía
Francisco, S. (2015). Laudato Si . Roma .
II, S. J. (1987). Sollicitudo
Rei Socials . Roma .
XIII, L. (1891). Rerum
Novarum . Roma .
Hno. W.A.C.R.
Ermitaño
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